Según he entrado por la puerta Glub estaba esperándome para contarme el resto de la historia. Creo que el tenía tantas ganas de contarla como yo de escucharla. Ha sido muy emocionante, porque además el ascensor estaba averiado y me iba poniendo más nerviosa según iba subiendo pisos con Mamá.
Mientras subíamos a mi habitación, Glub ha comenzado a contarme ese sitio tan maravilloso que vio. Cuando salieron del túnel había un gran espacio con muchísima luz. Ellos estaban un poco elevados y podían ver esa gran ciudad desde arriba, la “ciudad de las ranas con alas azules”.
En realidad no llegaban a ver hasta el final, ya que había miles de tejados que continuaban y continuaban hasta que se perdían de vista. Las casas eran bajitas, de muchos tipos, cuadradas, redondas, triangulares, alguna sin formas geométricas pero con perfiles, se podía reconocer un perro, un gato, un ratón, un conejo y muchos más. Nunca había visto nada así, era muy diferente a lo que veíamos en la superficie.
Cada casa parecía muy distinta, pintada con diferentes colores, con muchos, muchísimos. Pese a la locura, había una cierta armonía, y parecía como si los vecinos se hubieran puesto de acuerdo en seguir ciertas normas para darle coherencia. Además, y eso si que lo tenían todas, cada casa tenía una torre muy alta, que acababa en un tejado con forma de cono, de color azul. Cuando se lo comentó a Croac, le dijo que estaban en “la ciudad de las torres”. Luego le contó que había un montón de ciudades por todo el mundo y que cada una de ellas se definía por un elemento arquitectónico determinado que le daba nombre.
En ese momento empezaron a descender. Según se acercaban, podían ver que había miles de ranas volando de un lado para otro. Pero no sólo ranas con alas como Croac. Había peces de millones de variedades y colores, también había lagartos de muchos tipos, caracoles y muchos más. Era increíble, todos ellos de muchísimos colores y formas. Todos ellos volaban, flotaban o nadaban de un sitio para otro.
Además, vieron que había muchísima luz, millones de faroles, farolas, lámparas dentro de las casas, bombillas de colores que colgaban de las casas y sus torres. Era alucinante como algo metido dentro del suelo pudiera tener tanta luz, tanta como en un despejado día veraniego en la superficie.
En un momento de su descenso, Croac le indicó que le siguiera y le dijo:
- Tenemos que ir al Ministerio de Asuntos Exteriores, para registrar tu llegada y después pedir audiencia con el Consejo de Sabios.
En ese momento, vieron un gran bulevar por donde flotaban miles de seres en ambas direcciones. En medio del bulevar había unas algas de colores alineadas que iban moviéndose de un lado para otro con un moviendo rítmico y sincronizado.
Mmmmmm, siento como se me caen los párpados. Mamá me acaba de dar el biberón y estoy empezando a notar mucho sueño. Pese a que Papá ha llegado hace poco y me he puesto muy contenta de verle y lo alucinante que es la historia de Glub, la verdad es que creo que me voy a dormir pronto. Glub insiste en que aguante que no ha hecho más que empezar y continúa contándome como avanzaban por el bulevar. En ese momento se detuvieron de un edificio enorme, con forma de…
lunes, 23 de marzo de 2009
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